Hace años no me comía uno; siempre me causó curiosidad y cierto apetito su vivo color rojo.
Aunque no han desparecido de las panaderías tradicionales colombianas es raro verlos tan frescos.
Comprado y consumido en una panadería de pueblo (esquinera como la mayoría de panaderías de pueblo) donde esta niña se veía bastante ilusionada con la... ejem... torta.